27 de agosto de 2010

Familia atípica y palabra tabú.

Si de algo se está oyendo hablar en la blogosfera esta última semana es del estreno de la ultima de Showtime, The Big C, y de la filtración del piloto de la gran apuesta de la ABC para la temporada que está por comenzar, No Ordinary Familia. Los mejores blogeros han hablado:

The Big C.

Truthkills: Una historia que va más allá de una piscina pequeñita, de un escote precioso que ya nadie aprecia, de una vecina que era una desconocida amargada, de una alumna con sobrepeso que no conocía su lugar en la vida, y de un hermano que vive casi como un vagabundo ecologista y antisistema, es una mujer luchando por vivir cuando los días parecen contados en su linea vital […] Showtime vuelve a hacer otra serie de personaje femenino central con mucho peso, media hora de historia de renacimiento para una mujer madura, con secundarios que pueden dar mucho juego y que ganarán protagonismo durante la serie.

Freak's City: Por experiencia personal sé que la gente real no se enfrenta a la enfermedad ni como en la serie que nos ocupa ni como en Breaking Bad, pero es que entonces las series no tendrían gracia […] Es una comedia vitalista con toques de drama y humor negro, muy al estilo de las producciones de la cadena de la CBS Corporation, Showtime […] Me ha resultado entretenida, muy lanzada y ágil.

Series a la parrilla: Estamos ante otro de esos personajes genuinos del canal de cable, en uno de sus dramas-más-que-comedias encapsulados en 30 minutos, y con capacidad para fagocitar todo lo que se les ponga por delante si el guionista así lo desea. Ninguna novedad, por tanto, en este apartado, como tampoco la hay en su argumento, trilladísimo en la ficción […] The Big C debe aún ganarse el adjetivo de su título.

Hablando de Series: Podría venderse como una comedia pero, para mí, es un drama. Sí, tiene toques y momentos divertidos pero es más humor negro y satírico esporádico que un JAJA constante […] La primera impresión ha sido buena. el episodio es ameno, ya me interesan mucho algunos de los personajes y sólo falta ver por donde nos van a llevar en el tema de la trama principal.

The O Blog: Con el piloto pude reír, soltar la lágrima y en general pasar un buen rato […] Si me dieron tanta calidad en un solo capítulo no me quiero imaginar cómo será la temporada entera.

Series Pot: Duros donde los haya, el piloto de The Big C no deja indiferente a nadie […] Un drama potente a la par que filosófico, más bien termina convirtiéndose en una sátira reflexiva sobre la tesitura en la que se encuentra un ser humano cuando le confirman que sólo le queda un año de vida […] Un piloto sobrio, sin fisuras, perfecto para hacernos una idea del estilo de la serie. Los personajes son bien presentados, la historia se entiende y lo más importante de todo, busca abrir un debate en la mente del espectador.

No Ordinary Family.

Carrusel de series: Es una especie de cruce entre Modern Family y la película de animación de Los Increibles, o lo que es lo mismo, una inocente serie para toda la familia […] El aluvión de tópicos sobre este tipo de historias con superpoderes llega a rozar hasta lo obsceno […] Simple y previsible como lo es al completo este capítulo inaugural de No Ordinary Family […] Si lo que te van son las verdaderas emociones fuertes, con ella no creo que a corto plazo (por lo menos) vayas a dar en la diana.

Truthkills: Deja una sensación de serie familiar que Berlanti sabe manejar muy bien, veremos como conjuga esta parte con la superheróica, no esperéis grandes efectos especiales, ni grandes escenas de acción, por lo visto en el piloto […] No ha acabado de convencerme este piloto, todo me recuerda a cosas vistas y no me ha sorprendido en ningún momento.

Freak’s City: Tiene problemas para decidirse por un género y un tono: comedia, drama familiar, ciencia ficción... tiene un poco de todo y no hace nada especialmente bien […] La presencia de Michael Chiklis (The Shield) y Julie Benz (Dexter) es, básicamente, lo que sostiene el episodio, pese a que no tiene grandes defectos, simplemente, no entusiasma demasiado y falla a la hora de poner buen cebo al anzuelo para que piquemos.

¿Gana otra vez el cable?

19 de agosto de 2010

Departamento de promoción: FX

FX se ha caracterizado desde el inicio de The Shield y su apuesta por la producción propia por dotar a sus publicidades con un toque rompedor, moderno, y que resumiera la trama de cada una de sus producciones de un simple vistazo. Aquí no se repiten esquemas como en USA Network, cada serie tiene alma y su propio estilo.

Damages

Archer

It's Always Sunny In Philadelphia

Justified

Nip/Tuck

Rescue Me

Sons Of Anarchy

The League


¿Cuál es tu promo favorita?

15 de agosto de 2010

Departamento de promoción: USA Network.


Si por algo no se caracteriza USA Network es por la originalidad de sus dramas, y, coherentemente, las foto-promociones de sus series son de lo más rancio del panorama audiovisual internacional, será la cadena de cable más vista, con permiso de TNT y su The Closer y Rizzoli & Isles, pero vendiendo sus productos no tiene precio. ¿Alguien es capaz de ver la similitud entre las photoshoots de cada serie? Da miedo.

Burn Notice


Covert Affairs


In Plain Sight


L&O: Criminal Intent



Psych


Royal Pains



White Collar


10 de agosto de 2010

Un Thriller como los de antes, pero ahora.

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La AMC lo ha vuelto a hacer, Rubicon, su último estreno se está perfilando como lo mejor de la temporada de verano, un Thriller conspiratorio cocinado a fuego lento, pero eso si, un poco pretencioso.

La cadena americana estrenó el drama al finalizar la tercera temporada de otra excelente serie, Breaking Bad, pero tan solo era un aperitivo para crear el boca oreja y soltar la artillería pesada cuando volvieran los Mad Men, dicho y hecho, tras su premiere Rubicon se ha convertido en el estreno más visto de la historia de AMC, y eso que su visionado, no es tan sencillo como parece. Siempre he odiado todos esos comentarios acerca de lo dificultoso que era seguir una serie como Lost o Damages, y no hay nada más alejado de la realidad, es cierto que requieren un visionado atento pero no son puzzles laberínticos infranqueables, y es que las primeras voces quisieron comparar este drama con la serie de Glenn Close, y aunque en ambas nada es lo que parece, Damages tiene un ritmo mucho menos sosegado que Rubicon, que continua con la marca de la casa. James Badge Dale, el protagonista, afirma que se lo tuvo que pensar muy mucho para aceptar el papel y que tiene que leerse cada guión al menos cinco veces para comprender la trama perfectamente, ahí es nada.

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Sin embargo la historia atrapa, la exquisita música, la atmósfera marronácea y la sensación de que una gran conspiración flota en la atmósfera hace de su visionado una experiencia grata en la que te verás atrapado y siempre desearás ver un episodio detrás de otro, porque Rubicon también va a ser tramposa y contará seguro con unos personajes que se mueven entre la delgada línea de la traición y la lealtad, pero todavía es demasiado pronto, la trama tiene que evolucionar y las cartas deben ponerse sobre la mesa, porque estoy seguro de que aún no se ha terminado ni de barajar.

Los creadores ya han dicho que su principal inspiración son los thrillers conspiratorios setenteros que plagaron las carteleras hace casi cuarenta años, quizá en televisión la única obra con la que podemos encontrar ciertos puntos coincidentes sea la atractiva State Of Play, aunque Rubicon plantea una vuelta de tuerca interesante, quizá por eso de lo pretenciosa, porque de momento promete mucho y superar las expectativas siempre es complicado.

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Altas dosis de misterio, una trama claramente serializada y un montón de preguntas en el aire que ya están esperando respuesta. ¿Y tú?, ¿Has caído ya rendido ante el estreno más interesante del verano?

8 de agosto de 2010

Enrique ¿Eres tú?


Eso de recuperar pasajes de la historia para convertirlos en culebrones postmodernos nunca ha sido lo mío, ya que siempre he huido como alma que lleva el diablo cuando he intentado ponerme a visionar alguna de estas producciones que ahora están tan de moda. The Tudors, con su estreno tardío en España y su arrollador éxito de audiencias está demostrando que una buena ficción de cable, puede triunfar en una cadena generalista española. Y digo buena ficción porque tiene una trama cuidada, un buen ritmo narrativo a pesar de los más de cincuenta minutos por episodio y un casting más que atractivo, pero verosimilitud, de lo que se dice verosimilitud anda bien escasa. El sueldo del historiador se lo gastaron en maquillaje, o en el plus de las actrices que cada 35 minutos destapan sus tetas saltarinas, aunque claro el cliché apelativo es siempre y será de la Paquin.
No soy ningún necio, y sé perfectamente que los productores de la serie no buscaban relatar una obra pegada a los acontecimientos ocurridos realmente en el siglo XVI, pero si se utiliza el nombre y la vida de personajes históricos que todos conocemos, lo mínimo sería iniciar la historia desde un punto vista creíble, o en su defecto contar una historia alejada del tiempo actual sin hacer referencia a ningún hecho histórico conocido, aunque eso sea mucho más difícil de vender.


Enrique VIII y Catalina de Aragón se casaron tras la muerte del hermano de este que acababa de casarse con Catalina pero que no pudo consumar su relación por la severa enfermedad que sufría, esto propició que el casamiento del monarca fuese válido para la iglesia católica, porque lo de que unos cuñados se casasen entre ellos no era el pan de cada día. Hasta ahí la serie acierta sobremanera, pero se empieza a desestructurar de tal forma a partir de la premisa que tuve que bajarme del caballo y no volver a montar nunca más tras el tercer episodio. Y una buena parte de culpa la tiene esta magistral escena.


 

Catalina de Aragón, nacida en Alcalá de Henares y criada en Granada hasta los 15 años no es capaz de pronunciar correctamente ni una sola palabra en castellano, por no hablar de los emisarios venidos de España. Es cierto que aislada, la escena puede incluso provocar la carcajada y los americanos no se dieron ni cuenta, pero que una historia de estas épicas características nos deleite con semejante patinazo no es de recibo, ni de Showtime.

Por no hablar de la diferencia de edad entre los personajes, en la vida real Enrique y Catalina se llevaban tan solo 5 años y medio, mientras que en la serie él aparece como un imberbe monarca y ella como una señora respetable que pasa la cuarentena, al inicio de la producción Maria Doyle Kennedy contaba con 42 años y Jonathan Rhys Meyers con 29, ahí es nada. Y no me pongo tiquis-miquis al hablar del dudoso casting realizado para dar vida a unos personajes que a menudo se encuentran en las antípodas de lo que sus caracteres reales representaron.


 
Sé que The Tudors no es un vehículo histórico que pretende enseñarnos la vida y milagros de la corte de Inglaterra en el Siglo XVI, tan solo una serie de televisión que adopta la tumultuosa vida de uno de los monarcas más polémicos de la historia. A mi no me ha convencido, llamadme puritano, pero esto de Showtime no me lo esperaba.

Y miedo me da la adaptación de Los Borgia.

3 de agosto de 2010

Mala hierba, presto crece.

Spoilers sobre la sexta season premiere.


Hace 11 meses terminaba la quinta temporada de esta dramedia de forma sospechosa, empezaba a oler, por la decadencia absoluta a la que habían llegado los personajes, alejados de cualquier valor moral, con una familia capitaneada a la deriva por una egoísta madre de familia a la que se le había nublado el juicio completamente, la nueva temporada parece que trae, más de lo mismo.


Y es que tras el brutal cliffhanger en el que vimos como Shane le pegaba un brutal bastonazo a Pilar Suazo, las posibilidades narrativas eran infinitas, por suerte Jenji Kohan siempre retoma la acción en el clímax, donde vemos a una aterrorizada madre que, como siempre, tapa a su hijo y se lo lleva corriendo para comenzar otra espectacular huida.


Nancy no duda en ningún momento el entregar a su hijo a la policía, incluso sabiendo que se ha convertido en un psicópata que no siente el más mínimo remordimiento ni dolor después de lo que ha hecho, dejando atónito a todo el mundo a su paso, y es que si por algo se ha caracterizado este episodio ha sido por su lentitud, el tiempo apremiaba para los Botwin pero nunca conseguían salir de esa casa, un hecho que evidencia el patente egoísmo de la protagonista, eso sí, con la familia hasta el final, tanto que logra que su querido cuñado huya con ella después de que lo deje una floja Alanis Morrisette después de que un activista contra el aborto los apunte con una ballesta, o sea cotidianidad pura y dura.


Supongo que ahora viene lo bueno, la huida y la presión que sufrirá la familia, aunque no se si Esteban cubrirá la muerte de Pilar para no tumbar definitivamente su carrera política o lo desvelará a primeras de cambio a la opinión pública.


Weeds continúa siendo un producto interesante, sin el gancho de los primeros días pero con el valor fundamental de saber renovarse año tras año, desde luego esta no es una serie que caiga en la rutina. Y Marie Louise está tan estupenda como siempre.


Eso si, la ausencia de Celia, se nota.

1 de agosto de 2010

Adolescencia… A flor de piel.


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No sé por qué las series sobre adolescentes tienen ese influjo en la blogosfera y en la sociedad, lo que si está claro es que son muy pocas las que consiguen romper barreras y pasar al imaginario colectivo de forma definitiva, Skins, pese a ser británica, supone un ejercicio de realismo en la percepción que la ficción hace en la actualidad de los adolescentes y de cómo estos amasan sus propios valores sin renunciar a las drogas, las gamberradas y el divertimento en general, todo eso sin clichés, que para algo son británicos y acogen a la perfección lo de “si es breve, dos veces bueno”.

Las series inglesas están viviendo un boom muy similar al que vivieron las americanas hace 6 temporadas, así que hay que aprovecharse y volver a saltar el charco sabiendo que aquí, en Europa se arriesgan más que nadie, y se equivocan poco. No sé vosotros, pero yo me siento más identificado con los protagonistas de Skins antes que con los de 90210, Gossip Girl, Dawson’s Creek u otros subproductos elaborados que generan las cinco grandes networks, y con esto no quiero decir que estas tres series sean ejemplos de mala calidad, sino que a comparación de las series americanas, las inglesas nos aportan una cercanía que ni en sueños podría verse en una americana, soy más vehemente con los “shit”, “fuck” o “faggot” ingleses que con los “hell”, “whore” o “screw” americanos.


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Pero centrándonos en la primera generación de Skins, cabe destacar la falta de complejos a la que se enfrentan los guionistas de la serie, la cotidianidad absoluta de sus tramas y la refrescante ausencia de drama pre-fabricado y existencial a la que el género parecía querer perpetuarse gracias a un grupo de adolescentes muy diferentes entre sí que se convierten en protagonistas principales de un episodio semanal para que, al final de la temporada, confluyan todas las tramas de forma natural.

Que se nos cuente también una historia cerrada en 19 episodios por mucho éxito que haya tenido la producción es otro punto a favor que solo los ingleses pueden permitirse, y todo contando historias simples, sin saltos en el tiempo, sin grandes alardes narrativos, sin un presupuesto multimillonario ni grandes super-estrellas. Skins cumple todas las reglas, aunque dejad que matice un sentimiento colectivo que no comparto alrededor de la serie, y es que todo el mundo me había hablado de la gran innovación que suponía el formato, y nada más lejos de la realidad, es cierto que se habla sin tabúes, de frente y sin cortapisas, pero no hay tramas que choquen, nada extraño, muerte, alcohol, drogas, homosexualidad, relaciones disfuncionales entre padres e hijos… nada que no hayamos visto ciento sesenta y cuatro veces, eso sí, contado con gracia.


Además entre una temporada y otra se nos muestra la profunda evolución psicológica que sufren los personajes en tan solo un año de su vida, un año crucial que los distancia finalmente de la adolescencia hasta la madurez, una madurez que duele en muchos casos, pero a la que se llega irremediablemente. ¿Quién no se ha sentido identificado con estos personajes alguna vez?

Yo si.