Fringe 5x12-13: Sacrificios. Series Finale

Fringe nos ha dejado tras cinco temporadas intensas con un doble episodio muy emotivo, centrado en las emociones de los personajes más allá de la trama final y siendo consecuente con su desarrollo. El destino en el último momento nos lleva a sacrificarnos por el bien común.

Últimos spoilers de la serie.

Llegaba con muchísima expectación esta series finale y no es para menos, con Fringe, y de forma desgraciada, desaparece una de nuestras series favoritas pero también con ella un género que está en clara decadencia sobre todo en la televisión en abierto norteamericana, la ciencia ficción, que esta ha ido abrazando más y más durante el paso de sus temporadas.

Si algo hemos podido descubrir con Fringe más que con ninguna otra serie es que nos hemos encontrado ante un drama familiar puro y duro, las acciones de los personajes, sus motivos y las reacciones que estas suponían venían dadas siempre por un factor detonante, la familia, la pérdida de un hijo, de un ser querido y la difícil relación entre padres y vástagos, algo muy explotado en las ficciones del sello J.J Abrams.

No quiero hacer un resumen de la trama ni es mi intención, pero tengo que resaltar la actuación de John Noble una vez más, las escenas más emotivas y dramáticas siempre nos las ha proporcionado el actor que se ha convertido en el alma y el corazón de la serie, siendo el protagonista absoluto y la clave final de todos los conflictos. Era evidente que un final completamente feliz no era posible, y la muerte de Nina y el sacrificio de Walter así lo documentan.

Quizá, los dos episodios se han desarrollado de forma más pausada de lo que me podría imaginar, sobretodo el primero, pero también el último, dejando sólo 10 minutos para el clímax final, dando la sensación de precipitación. No obstante, y aunque quizá ha pecado en algunos momentos de sensiblería, el capitulo final deja a los fans bastante satisfechos con su conclusión y con la adorable despedida entre padre e hijo y la anterior conversación donde se sinceran y reconocen que el tiempo que han pasado juntos se lo han robado al mundo.

Walter deja momentos plagados de emotividad, y se dan infinidad de guiños al recorrido de la serie, la vaca, la despedida atípica y el cariño que siente por Astrid y la preocupación que siente por Olivia hace que se convierta, como decía, en el nexo de unión de todo el relato, un pater familias que se sacrifica por el bien de su hijo, como September, como Olivia y Peter lo hacen por la suya. Eso es ser padre, y ahí tenemos el dilema moral que presenta la sociedad en múltiples ocasiones, y es que tenemos la responsabilidad de dejar un mundo mejor a la gente que queremos cuando ya no estemos.

Con una temporada un tanto irregular Fringe ha cumplido y no ha caído en los fallos de otras producciones Abrams al haber sabido manejar el tempo e ir descubriendo sus incógnitas de forma escalonada sin levantar expectativas de forma demasiado clamorosa, dejándonos un final que pone los pelos de punta, que te hace imaginar porque no te lo da todo masticado, que te interesa porque el desarrollo de los personajes durante cinco temporadas es intachable y que tras cinco temporadas te deja con buen sabor de boca y un toque amargo porque finalmente ha terminado.

Y al final tenemos aquella última escena, en la que los observadores nunca han existido, Peter y Olivia disfrutan de su Etta, y se descubre la carta que Walter le envió a su hijo. Un tulipán blanco, el símbolo del perdón de un padre a su hijo, la muestra de afecto y cariño que demuestra que un padre es capaz de todo por su hijo, de cruzar universos, alterar la realidad y superar los límites de la ciencia y de privarse por lo que tanto ha luchado, la compañía de la único que quería.

Echaré de menos a Fringe por su bravía al reinventarse año tras año, su arriesgada premisa y puesta en escena, la construcción de sus personajes y la adicción a sus tramas. Con sus virtudes y sus fallos, esta serie especial deja un pequeño hueco en nuestros corazones seriéfilos.