23 de agosto de 2015

El género soap vuelve a atrapar



Este 2015 ya puede catalogarse como el año en el que las soap operas, dramas seriados, culebrones, o como os guste llamarlos han vuelto a triunfar definitivamente en TV. Nunca se llegaron a ir del todo, pero hacía muchísimos años que no tenían tanta fuerza, bien mediática o rompeaudiencias. ¿Cuál ha sido el bombazo del invierno en la TV americana? Y ¿El veraniego?

Si habéis pensado en Empire y en UnReal creo que habéis acertado de lleno, con permiso de Mr. Robot. Nadie daba un duro por Empire, es más, no aparecía como apuesta de FOX casi por ningún lado, y no fue hasta su gran estreno cuando se desató el fenómeno de sus audiencias. Tampoco nadie apostaba por UnReal, producción de la bastante denostada Lifetime que ha sabido destacar frente a un grupo de ficciones intrascendentes y que ha puesto a la crítica de su lado permitiendo una segunda temporada que habría sido imposible con los datos de audiencia que ha registrado.


Las dos son series menores, y no me malinterpretéis, que sean menores no significa que no tengan un papel importante en la televisión actual, pero su éxito no radica en la solidez de sus guiones, la interpretación de sus actores o la realización de su planos, para nada. Su éxito es una vuelta a la televisión popular que tanto triunfó en los 80-90 y que llevaba mucho tiempo olvidada. Pocos ejemplos se me ocurren de una soap que haya triunfado de esta manera en la última década. Casi desde el final de Beverly Hills 90210 y Melrose Place tan solo The O.C, Revenge o Gossip Girl han podido atraer la atención de una audiencia masiva y una crítica benevolente, y eso solo en sus inicios, porque las tres terminaron de forma bastante raquítica. Tan solo Pretty Little Liars mantiene la atención de la audiencia aunque sus tramas hayan derivado de una forma notoria.

El éxito de, sobretodo Empire, recuerda más a aquellas producciones de Spelling de los 80 como Dynasty u otras como Falcon Crest, por sus dimensiones y ambición. La serie de los Lyon es la encomendada a “salvar la TV en abierto” y va a tener la complicadísima tarea de mantenerse como una ficción fuerte durante su segunda temporada, algo crucial para descubrir si es flor de un día o si realmente era el pelotazo que todos esperábamos/queríamos/temíamos que fuese.

UnReal sin embargo tiene otras metas. Poner en el mapa a su emisora con productos que puedan dar un poco de revuelo a su parrilla y que sean capaces de atraer la atención de los espectadores o los críticos. No hay que obviar que UnReal ha sido virtualmente rechazada por la audiencia, con episodios que apenas superan el medio millón en su emisión tradicional, y que el hecho que Lifetime haya renovado la serie dice mucho del compromiso de la cadena por ampliar sus horizontes, porque cualquier otra serie con esos datos quizá no habría ni terminado de emitir sus episodios.

Ahora hay que estar atentos a las propuestas de las networks, para ver si van a ir colocando estratégicamente en parrilla soap operas con las que intentar conseguir valiosos ratings y descubrir si este tendencia del redescubrimiento del género se queda solo en eso o no.

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